01 febrero 2006

 

Espacio sin humo


El otro día al llegar al trabajo me encontré con que mi jefe me había dejado un montón de hojas encima de la mesa con el siguiente mensaje: "Óscar, pega esto por todo el taller". Efectivamente, eran carteles de prohibido fumar. La verdad es que dentro de mi empresa la polémica ley 28/2005 de 26 de Diciembre no es que haya sido recibida con especial preocupación: en todo el taller sólo fuma una persona, y en la oficina nadie. Sin embargo he llegado a ver a compañeras de trabajo de mi novia, que trabaja en el Corte Inglés, con auténticos ataques de ansiedad, llevandose el cigarrillo a la boca como colgadas nada más salir por la puerta de personal.
Yo, como no fumador y sin ganas de serlo, esperaba con ganas la llegada de la ley, a ver si podía de una vez tomarme un café sin salir apestando. Pero no. Nada. No he encontrado todavía ni un solo bar en Zaragoza que haya colgado el cartel de prohibido fumar. Y lo peor es que se sigue viendo a las familias con los críos en sitios que tienen tanto humo como Londres. Habrá que seguir esperando. Y a los padres que sin preocuparse por la salud de sus hijos los llevan al bar mientras se toman una caña (incluso bebés con sus carros he llegado a ver) ójala les multen tanto que tengan que quedarse sin poder tomar ni cacahuetes una buena temporada. Que se jodan.

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